Sin embargo, dos especialistas australianos lograron develar el misterio, asegurando en un estudio publicado en el American Journal of Physics, que todo se debe a una enorme presencia de hidratos de metano en el lugar.
En el fondo marino se generan enormes burbujas de metano que alcanzan gran altura. Si una nave es capturada por una de estas burbujas gigantescas, pierde inmediatamente su estabilidad y se hunde.
Estas fisuras marinas se producen porque el metano, congelado a gran presión, es expulsado convirtiéndose en burbujas de gas en expansión geométrica que explotan hacia arriba e incluso pueden llegar al espacio aéreo, haciendo que los aviones se precipiten.
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